perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
2 Corintios 4:7-12 – RVR1960
Se puede decir que una vez que una persona rinde su vida a Dios también tal persona debe morir a su propio yo. Todos nosotros en una forma u otra tenemos que en algún momento experimentar tal muerte.
Y esto no es tan fácil de hacer así como se lee, se escribe o se dice. Morir muchas veces significará morir a tus propios deseos y a tus propios planes para dejar paso a los planes que Dios tiene para ti. Estos planes o designios fueron pensados desde el principio, aun antes que la humanidad fuera formada. Pero hay una esperanza y es que aquel que te ordena morir es el mismo que promete glorificarse en ti, en tu familia, tus allegados y muchas veces la humanidad completa.
Todo puede llegar a ser negociable excepto lo que Jehovah ha comisionado para que cada hombre/ mujer lleve a cabo en su reino.
Con estas palabras quiero instar a cada persona que pueda estar leyendo este mensaje a que medite. ¿Con que dones, estudios, profesión, habilidades te ha dotado Dios?
Creo que todos nacemos con ciertas habilidades en las cuales podemos ser útiles. Te insto a que pienses que puedes hacer y en que area puedes influenciar. Ciertamente Dios está reclutando a hombre y a mujeres para trabajar en su reino. Uno de los requisitos mas importante será morir a el yo.
Muchas bendiciones!