Ni la casa, ni las riquezas, ni el caro ni tan siquiera el ministerio puede ser más grande que el amor que podamos tener por Dios. Y vendrán días que seremos probados para demostrar en dónde realmente está nuestro corazón.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:35-39
Ánimo lo que Dios quita no los devolverá en otra área. Muchas veces en el mundo espiritual rechazo es sinónimo de promoción